Es la luna quien nos une
en esta tarde de invierno,
como una uña perdida
que va arañando los cielos,
que son los mismos de siempre,
los que los dos siempre vemos,
aunque la distancia es grande,
pero no en los recuerdos.
Y esa luna nos acerca…
y me recuerda momentos,
noches de luna en octubre
todas llenas de correos,
que tu alma y la mía
dibujaban con esmero
este camino que a veces
se nos convierte en complejo.
Pasaron más de tres meses
¿cortos… largos…? Son sin tiempo…
pero han dejado ese poso
de ilusiones, de recuerdos,
de vivencias y de vida,
donde discurren los sueños
de esa amistad y cariño
que los dos siempre tenemos.´
Y por eso, desde siempre,
con la luna de por medio,
buscamos siempre motivos,
que nos sirvan de señuelo,
para buscarnos y vernos
y compartir los momentos,
que hacen más fácil la vida
en la distancia… tan lejos…