Carlos Alcaraz

Ruido

 

 

Me gusta espiarte desde el rincón oscuro

en que imagino que nunca te fuiste,

desde el reflejo claro de tu cabello castaño,

desde las paredes llenas del ruido constante de ayeres,

amaneceres tuyos que, de alguna forma,

me pertenecen.

 

A veces tu silueta hace un intento

por levantarme la voz, mentir cada vez mejor

y destruir los trozos de destino

del que alguna vez hablamos.

 

Tú eres tan dueña de las nostalgias

que nadie más llegó a brindarme,

como yo soy dueño de ese modo de besar

que te dobló las piernas una noche de invierno junto al río.

 

Desde ayer ya no busco más hojas caídas

ni luces en el metro,

desde ayer los besos

son entre desconocidos.

 

Tu luna ya no es más mi luna

y otra vez vuelvo a escribir

la misma historia, Sofía,

en la que tengo que inventarte.

Carlos Alcaraz

11/02/11