Nuevamente invierno
Las aves empiezan a emigrar al sur,
Buscando desesperadas el calor,
Las hojas de los árboles bajo mis pies
Sonando marchitas
Cuando se adhieren a mis pasos.
Otra vez los árboles desnudos
Son el paisaje de esta callada noche,
De esta inmensa ciudad,
Más grande de lo normal
Porque ya no es de dos.
Y ahora,
¿Cómo se sobrevive al frío intenso sin tu piel?
¿Cómo se disfrutan las tardes de lluvia sin tu café, sin tu plática?
¿Cuánto tiempo más sin mi cara sobre tu pecho,
Sin tu cuerpo bajo mis sábanas?
El alma me exige furiosa tu presencia,
y vuelve mis latidos más débiles e insignificantes,
como si eso la hiciera sentir aliviada
como si esa fuera su venganza.
Los instantes, los momentos
Siguen transcurriendo
Y dentro de mí todo sigue igual,
(Desde que te marchaste),
El mismo vacío de tus perfectas dimensiones.