Cuando te posas sobre mis ojos
ya no leo sino lo que proponen tus pupilas
Es tu sombra quien anuncia primavera
cautelosa, como si temiera a la estación abrupta…
Para qué acotar las estaciones
si llevas el verano en la garganta.
Cuando te derramas en mí
no queda un solo poro sediento en mis ciudades
Me inundas como río efusivo
que arrasa mis montes y canales
y voy de prisa sumergida en tu torrente
como si llovieran los veranos.
Cuando me cubres con tu manto de silencio
sólo escucho el roce de tus contornos tibios
Saturas mis laberintos de reclamada luna
que busca a tientas pero segura, no regresar
yo, presurosa ahuyento los demonios
y bebo tus palabras dormidas en mi hombro.
Cuando quedo, al final, desnuda de tu cuerpo
demoro tus huellas y te ato a mis huesos
Esculpo tu abrazo derramado en el silencio
disimulado de tu fuga omisa
y reposo a la deriva, porque ya cada minuto
Se parece cada vez más a mi verso.