El sol dibuja, tu silueta en oro,
al recostar su faz en el poniente;
el mar te acecha con besos de espuma,
la arena esculpe tu figura leve;
el cielo tiñe tu piel de arreboles,
y tu al mirarlo de estrellas lo enciendes;
por un momento parece que el mundo,
se ha detenido, tan sólo por verte;
admirando el fulgor de tu belleza,
en un instante que perdure siempre.
Tu perfume ha impregnado en su fragancia,
mi deseo feroz de recorrerte,
inventando en tu piel caricias nuevas,
que exploren el delirio de quererte...
No puedo contemplarte tan hermosa,
sin que la luz de tu mirar me queme,
sin arder en el fuego de tus ojos,
sin soñar con la gloria de tenerte...