guivel

LABIOS ROJOS

LABIOS ROJOS

 

 

La  belleza  de esa mujer no tiene fin,

su  piel tiene dos veces la tersura

de una estrella, de una rosa, de un rubí,

por  mirarla, fui a lo lejos, al confín

por  querer  ver  toda  su  hermosura

hasta  el  cenit del cielo yo subí.

 

No hay comparación para sus labios rojos,

hermosos, suaves, dulces y finos,

dispuestos entreabiertos a besarme,

a saciar uno y todos mis antojos

solos o escondidos en los pinos

tomada de mi mano sin querer dejarme.

 

Sus manos, prisión de terciopelo

acunando mis dos sienes

acariciando las hebras de mí pelo,

con paso firme hacia mí vienes.

 

Su cuerpo, sinuosa selva y espesa

que me atrapa cada noche y que me abriga,

me pierdo a cada momento en singular belleza

me ahogo en ese manantial que a mí me irriga.

 

Y cada noche, respiro su aliento

que penetra en mí y me da vida,

es desconocido este sentimiento

permanente, perenne y no se olvida.

 

 

Guivel