Ya no veo tu frágil hermosura,
solo el desasosiego me cobija
de tu alma limpia que se ausento,
sólo fantasías acumulo en mis pensamientos
y sigo siendo cautivo de mis nostalgias,
y me asedia tu delicada sonrisa
y hasta la blanca espuma del mar
me trae evocaciones de nuestros momentos,
y burlona la indolencia
se deleita de mi sufrimiento,
y con una grosera mueca
me señala sarcástico el vació
como declarándome
¡mira! ahí esta tu destino.