Aquella mañana,
cuando la aurora permanecía intacta,
me miraste directo a los ojos,
y aunque mi corazón albergaba gran enojo,
te quise nuevamente en ese instante.
Esa mirada que aún se encuentra latente en mi mente,
reflejó tanto amor y tanta dulzura,
y esa imagen no se borra,
y esa imagen no se esfuma.
Ahora te pienso y no te pienso,
te quiero y no te quiero,
pero esa mirada ¡ oh, Dios mío ! no se borra,
pero esa mirada ¡ oh, Dios mío ! no se esfuma.
Esa mirada,
la mirada,
tú mirada,
no se borra,
no se esfuma.
Latente estará siempre en mi mente,
así como el amor que yo por ti siento,
que es tan libre como el viento,
y tan puro como cada lágrima,
que de mis pupilas brotan,
por quererte tanto,
por pensarte tanto,
por desearte tanto.
Esa mirada,
la mirada,
tú mirada,
no se borra.
Esa mirada,
la mirada,
tú mirada,
no se esfuma.
Y.N.Lacrùz