Toneladas de arena vuelan
en cientos de tolvaneras,
y los insectos en el parabrisas
dejan estampada su silueta.
Soledad de un pueblo viejo
a la orilla de la carretera,
me dejan sabor de angustia,
y venden la piel de culebras.
Viendo campos infinitos,
me da sueño en el camino,
se me tapan los oídos,
y mis pies están entumidos.
Siempre con la ilusión
de ver agua adelante,
cuando más creo que es verdad
se evapora en un instante.
Cruces de alguien que murió
a la orilla de la carretera,
cada que paso por una
siento una extraña presencia