AUTORA:
María del Mar Ponce Lópe
Almas de un tren que marcha hacia la vida,
una piensa:"hoy será mi mañana",
otra:"mañana será mi futuro",
y otras:"aprenderé a ser un ser más duro"
Pero esas almas un día se equivocaron
y subieron a un tren,
a luchar con la vida un día muy de mañana
y, detrás dejaron cosas bellas,
se dejaron estrellas,
luces blancas de imágenes queridas,
nunca pensaron:
"cuatro almas negras acabarán mi vida".
Y volaron sus almas, sus destellos
en muerte muy temprana,
y pensaron:"a la vuelta estaré con mi vida",
"otro día, y otro, pensaré que estoy vivo",
"mañana a mi niño lo llevaré al partido",
"mañana liquidaré una cuenta que espera",
"mañana le diré a mi novia que quiero ser su marido".
Pero se equivocaron y subieron a un tren,
y sus almas volaron a otro sitio,
ya no llegó mañana ni pasado,
ni siquiera una hora más de vida.
La niña se quedó sin su padre
y el padre se quedó sin su niña.
Se buscaban a trozos la esperanza,
las lágrimas, las penas,
y las almas volaban y veían los hierros
deshechos, destrozados
entre sangre, ruínas y lamentos lejanos.
Y las almas no tenían futuro,
ni vida, ni bautizos, ni trabajos,
y allí quedaron todos malheridos,
de luto ensombrecidos, dolidos, ensangrentados.
Todos somos un alma de esas almas,
sin alas, sin futuro, sin hijos, sin padres,
sin mujer, sin cuñado, buscando almas,
la búsqueda fue larga
pero, ¡qué pena!, no las encontraron.
Y yo pregunto a esas otras almas negras:
¿por qué rompieron los hierros?,
¿por qué tiñeron de rojo la esperanza?,
¿por qué estrellaron tantas ilusiones?,
¿por qué quitaron y robaron tantas almas...?.
Asesinato cruel de inocentes secretos,
venganza, maldad, lágrimas.
¡Pobres almas negras sin defensa!,
las manos de la sangre de los muertos
tendreis manchadas siempre, y los odios,
odios de sociedad en las cabezas,
odios de humanidad en el cerebro.
Penas, dolor en ese tren de almas,
penas, dolor y sangre que nunca olvidaremos.
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