Tú, lluvia empecinada, de signos abatida,
temprano desvalida, tan tarde empecinada,
tan gris y despiadada, del cielo arrepentida,
tan adentro prendida, tan despacio llegada.
Tú, lluvia desatada, de mañana perdida,
de sueños revestida, del cielo despechada,
de noche desterrada, de tierra bendecida,
tan cerca así rendida, tan lejos añorada.
Tú, lluvia disipada, del agua decidida,
en la llanura hundida, con piel precipitada,
en llanto derramada, de orgullo ya vencida.
De un cielo que te olvida, fuiste lágrima alada.
Pero ya no eres nada, solo sombra caída.
Tú, lluvia así vertida, fuiste agua enamorada...