Fui invitado a recorrer de pie, con alegría.
el bosque sagrado de mi amigo Andrés.
fui y me encontré con una paz...
en silencio, en la oscuridad.
Que sentada en un tronco
veo a lo lejos luces que se acercan,
no, no es lejos, son luciérnagas...
que alumbran apenas... guiñando sus ojitos,
prendiendo y apagandose las lucecitas
con el batir de sus alitas traviesas.
La brisa suave que mueve las hojas,
de los árboles que cantan una canción de cuna,
acompañados por el canto alegre de los grillos.
Y un zumbido de carrera de los duendes
que me ayudan a juntar las fresas,
las que traen en sus pequeñas manitos,
y depositan en mi cesta con sumo cuidado.
¡Qué hermoso paseo he dado!
en compañia de los gnomos,
en el bosque encantado, al que mi amigo llama
su bosque sagrado.