Eterno, piadoso,
sin controversia y controvertido.
Sutilmente hermoso,
hecho de sedas. Desvanecido.
Y aunque mi silencio sea
el más tronador y salvaje grito
no me rindo ante tu piel,
no retrocedo,
no desespero.
Te nombra el misterio,
te revela incólume mi aliento.
Se oyó el improperio:
eres mi perdón y mi escarmiento.