David Alberto Campos

Reflexión

¿Nunca podrán entender 

 Esos que se autoproclaman humanos

Que ninguna guerra es santa, ni justa?

¿No comprenderán nunca

Lo sagrado, lo simbólico, lo sublime?

 

¿Seguirán creyendo, ingenuamente,

Que las cosas se arreglan a los golpes

Y que la sangre es necesaria en este mundo?

¿Continuarán su torpe recorrido por la Tierra,

Destrozando, saqueando, ignorando la Aurora?

 

No quiero creerlo.

Tampoco puedo.

Me es imposible

El nihilismo total ante la evidencia

De la colosal estupidez humana:

Algo de Fe me sustenta

(Queridos amigos ateos:

Pueden llamarla Esperanza)

 

Creo en los hombres, pese a todo:

En su capacidad de amar, de crear,

De construir, de jugar, de hacer fantasía.

Creo en las mujeres y los hombres

Que miran con ternura, que saben ser humanos.

 

Sí, lo presiento.

Habrán de llamarme "idealista".

Ese término, tan mal visto en la comunidad científica

Me viene bien, pueden estar seguros.

Más que científico, soy poeta.

 

Otros dirán de mí: "Es uno que sueña"

Díganme: ¿no valora los sueños un psiquiatra?

¿Tiene alguien, cualquiera, el derecho

A pisotear la ilusión de los virtuosos?

 

Otros - los más - podrán ver más lejos.

Entenderán que hace falta un reino de Justicia,

Una República de Amor y Poesía,

Una Realidad distinta.

Lo irónico es

Que ésos no se autoproclamarán humanos.

Serán humanos.

Mujeres y hombres verdaderos.

 

Campos Vargas, David Alberto. Catedral y Aquelarre (2011)