Detrás de un vivaz silbido,
promulgado antojadizo y a
fuerza de expertos labios, se
acomodan en ringlera los
piropos rimbombantes del
pretencioso don Juan:
aparente enamorado.
A manos trae su
pañuelo…agitándoselo al
viento para que ella lo
advierta, toca su precioso
cuerpo con desnudantes
miradas y hunde en lo más
profundo, del corazón
pretendido, el arpón de sus
palabras.
“Adiós, mi blanca paloma,
tu nido esta aquí, en mi
alma rodeado de azahares
para que adornen tus sueños
con tornasoles de cielo como
arcoíris de amor”.
Palabras que salen solas;
van delante del don Juan…
posándose en cada rosa que
aparece en su camino,
succionando de su alma el
néctar de su inocencia cuan
perfecto pica flor.
Habiendo el galán silbado,
detrás de ese silbido,
despliega su abecedario
dibujando un arcoíris al
recitar lindos versos que les
brotan de su adentro. Pero,
no del corazón.
PABEDIZ