Una pitada interminable
y la braza del cigarrillo
te ilumina el rostro
lo dibuja anaranjado
sólo sos vos en la oscuridad
sólo vos y las estrellas
y una copa de vino al alcance de la mano
la calle del otro lado de la ventana
como en una especie de Déjà vu
nuevamente parece estar muerta
la noche de brazos abiertos te espera
y sabés que no hay salida de emergencia
mientras desinflás con un resoplo
los pulmones de aire viciado
una sonrisa se filtra y va a dar a tu boca
por un instante te volvés a sentir afortunado
el silencio cómplice
se ofrece otra vez más
llena baches / replantea presentes
decide por vos ante alguna que otra duda
pero también interroga / e infalible
siempre da en el centro de lo indescifrable
y de nuevo te preguntás por qué
y de nuevo te preguntás
aunque las respuestas ya no tengan sentido
y preguntarse tenga menos sentido aún
vos igual te preguntas por qué
como si buscaras encontrar el modo
de redimirte / de sentirte completamente ajeno
de convencerte de que nada tuviste que ver
una faja de luz se cuela por entre las cortinas
la noche es siempre un remanso perfecto
una meseta donde entregarse a la retrospección
una especie de campo abierto para el combate
una hoja en blanco donde anotar conclusiones
pero sobre todo / un cesto de basura sin fondo
donde arrojar conclusiones de la noche anterior.