Amor recién estrenado
buscando cobijo y sustento
llegó a mi puerta llamando
mientras tranquila yo duermo.
Despertó el alma marchita
largo tiempo aletargada
por soledad infinita
y alegría en migajas.
Sin dudar abrí el postigo
y dejé entrar aire fresco,
me despojé del abrigo
que me oprimía por dentro.
Ahora vuelo con las alas
extendidas al viento
sobre la mar salada
en busca de nuevo aliento.