Aún recuerdo aquella mañana,
cuando tus ojos fijaron en mi la mirada,
sentí en ese entonces que mi vida comenzaba
y mi corazón de pura emoción estallaba.
Mis manos inevitablemente temblaban
y mis labios solamente tartamudeaban,
mis ojos aquella belleza tuya contemplaban
y mi mente sólo en ti pensaba.
Te conocí en el justo momento
en que a mí el corazón me destrozaban,
hoy por eso me lamento,
porque al conocerte mi ilusión alimentabas.
Por tanto tiempo yo te he buscado
y cuando mis ojos te vieron
creí que al fin te había encontrado
y hoy me doy cuenta que de ti me he enamorado.
Sin embargo, la tristeza me invade,
porque aunque mi amor es inmenso,
tu indiferencia es cada vez mas extensa,
y te juro que por más que lo intento, es más ya no puedo.
Me encantaría luchar hasta el fin,
pero día a día me consumo en mi dolor,
no dejo de pensarte y de implorarte amor,
y tu como siempre arrebatas mi ilusión.