Al amor le canto en las mil praderas,
a aquellas, a lo lejos, de las que oyes hablar,
con ninfas entre los setos ahogando las penas,
con cientos de historias de mierda
que no se pueden contar.
Gritando encharco el pulmón,
a calada lo encharcó yo,
por cada disgusto un cigarro
y por cada desamor una desilusión.
Todo ha pasado como el humo del tabaco,
todo se esfumó como el amor en vano
Arranco de la caja un pitillo más
y con los mismos labios que antes
pertenecían a alma de cupido
beso yo el más placentero
de los cigarrillos.
Lo humedezco con la saliba,
lo empapo con los sentidos
y por cada año que pasa,
por cada mismo ritual que realizo,
días desiguales me resto
y más cerca veo la luz del pasillo.