El viento llora su lamento en mi ventana
y el sol ha perdido su destello tras las nubes,
mi inspiración se ha quedado atrapada
y no sabe de otro nombre que tu nombre.
En la noche me he dormido con tu imagen
y con el sabor de imaginarios besos,
por la mañana he despertado solo,
después de haber soñado entre tus brazos.
Giran y giran los versos en torno a tu sonrisa,
en las dulces palabras de tu boca,
está encerrada toda mi poesía
en tus manos y en tus caricias tersas.
Te acercas sigilosa en la mañana
hasta mis versos que esperan de algún mimo,
los recitas en voz alta, los musitas,
y los guardas en la tibieza de tu alma.
En mi piel erizada caen tus labios rojos,
su aroma se impregna en mis escritos
y una mancha carmesí guardan sus hojas.
Hay notas musicales en el aire y tañen las campanas a lo lejos.
Como una canción hecha un susurro,
llega a mí tu aliento, el brillo de tus ojos
es alimento de mis ansias de tenerte cerca.
Ni el gemido del viento se consuela
ni mi corazón se conforma con un beso.
Derechos reservados por Ruben Maldonado.
01-06-2009