Tan solo prométeme tu amistad, dulce dama
que se encuentra bajo la sombra de los
olmos. No me mires con ojos despechado
pues me partes el alma cuando no recuerdas
que yo soy un susurro de tus vagos recuerdos
que ahora no puedes recordar.
Las noches se vuelven eternas… ya que la luna
desaparecida está, ¿Dónde se encuentra?
Pues se encuentra llorando porque ya no tiene
cantar al que acompañar con los susurros
de la noche.
¡No dejes que el llanto del rio ahogue los gritos
de aquellos recuerdos que en tu interior quieren
despertar!
Hoy te vuelvo a encontrar bajo la sombra de
Aquellos olmos, que con tanto desprecio me
miran. Pero no me puedo rendir, no… no
quiero aceptar que todo aquel pasado no vaya
a volver… no puedo permitir que toda nuestra amistad,
y todo lo que pasamos juntos se convierta en
un susurro olvidado en la oscuridad.
Se que esto no será fácil, que se convertirá
en un camino largo y costoso…
Por eso me llenaría de felicidad que me
prometieras tu amistad… pues yo ya te
prometí toda mi vida.