Ven amante a la cuna de mis manos.
Funde tu cuerpo desnudo con el mío.
Ya empiezo a respirar el desvarío
de conjuros ardientes y paganos.
Quiero tomar los frutos mas tempranos
de tus senos turgentes, y el rocío
que me ofrenda tu sexo, escalofrío
precursor de momentos soberanos.
El cáliz de tu flor estalla, abierta,
anhelante al fundirse en mis pasiones
como respuesta a la caricia cierta.
Infinito huracán de sensaciones,
esta pequeña muerte que despierta
el deseo que hace arder los corazones.