Tú,
Que desde muy niña deambulaste por los caminos de la vida,
Sin ninguna compañía,
Pues ni madre, ni padre a tu lado asistían,
Abandonada fuiste y aun así sobreviviste,
Tantas carencias,
Tantas noches tristes,
Tantos momentos anhelando un “te quiero” materno o paterno,
Aun así, con tanto dolor en tu alma,
Has sobrellevado los obstáculos que en tu camino se han presentado.
Carencias afectuosas son el peor veneno que a tu alma inundan,
Y es por eso que tus actos a todo el mundo abruman,
Las cicatrices del alma nunca jamás se curan,
Y las de la niñez perduran hasta la vejez.
Y.N.Lacrúz