Hoy se encienden los recuerdos
como lámparas gigantes,
que aportan luz a la tarde,
donde aún lloran los cielos.
Yo contemplo este lugar
donde los dos paseamos,
donde los dos nos miramos…
Era una tarde de paz…
Y nuestros ojos buscaban
las preguntas sin respuestas
de esperanzas sin promesas,
de promesas nunca dadas.
Caminando de la mano
por las orillas del río,
juntos los dos sonreímos,
de regreso paso a paso.
Aún se encienden las miradas
que en esta tarde de invierno,
avivan mis pensamientos
y aportan paz a mi alma.