Por qué amarte, por qué entregar mi amor
si el tuyo nunca será mío.
Por qué pensarte, por qué llevarte en mi mente día y noche
si en tu mente yo no estoy.
Por qué anhelarte, por qué desear tus besos
si tus labios son ajenos.
Soy una victima y mi berdugo es mi propio corazón.