"Toc… toc… toco tu puerta y no consigo/ mejor manera de acercarme a ti,/ Dios la tocó y está contigo…/ ¿me dejas entrar a mí?".
No seré yo quien un día dejará de soñarte
Ni seré yo quien no habrá de pensarte,
Tampoco aquél que nunca te escriba…
No estaré donde me huelas a ausencia,
No viviré sin sentir tu divina esencia
Ni dejaré de amarte mientras viva.
No seré yo quien apague tu claridad
Ni quien entristezca tu realidad
Dejándote sin ángeles risueños.
Tampoco seré jamás tu mentira
Ni aquél ingrato que se retira
Para ya no entrar en tus sueños.
No seré yo quien algún día te olvide
Y mucho menos seré ése que te impide
Salir triunfante de tus sombras…
Tampoco quien te cierra una puerta,
Ése al que nunca recuerdas despierta
Y ni siquiera dormida lo nombras.
No seré ese ser que un día te dañe
Ni aquél que nunca te acompañe
Justamente cuando más lo necesites.
No te faltaré tampoco si me requieres,
Cuando llores o te desesperes,
Cuando calles… o grites.
Cuando busques un culpable
De algún sentimiento inestable,
Yo no estaré en esa lista…
Búscame cuando puedas creer
Que en tu alma lo mejor de un querer
De alguna manera exista.
Yo no seré nunca quien borre
Tu sonrisa ni aquél que corre
A traerle a tu mundo tristeza.
Si a tu vida el amor te traje,
No le robaré a tu paisaje
Lo más puro de tu belleza.
Seré quien siempre estará aquí,
El que tenderá sonriendo para ti
Mi mano, segura y amiga,
A quien siempre le guste tu voz,
Que encontrarás hablando con Dios
Pidiéndole que te bendiga.
Pero nunca seré, léelo bien,
Ni en un año ni en cien,
Quien deje de protegerte.
En mí siempre vas a encontrar
A quien tuvo a bien aceptar
El destino de quererte.