(la música puede ser escuchada con los dos poemas)
Un día.
Un día desperté sin dormir
para saber de tu último día
en mi vida sintiendo latir
el afecto y tu voz de alegría.
Un día entendí a este final
que me auguraba tu partida
quedando mis brazos en letal
temblor por sufrir de agonía.
Un día el sol se desvaneció
en protesta por tu muerte.
La luna de noche se enlutó
sin poder cambiar mi suerte.
Un día por ti no pude respirar
al no envolverme tu oxígeno.
Entonces, el resto fue esperar
que todo se volviera negro.
Un día había querido morir
pues sin vos no hay emoción
que haga a mi alma seguir
cuando le quitaron su razón.
Un día no te ví nunca más.
Fue el principio de mi final.
En ese día me juré que jamás
a otra mujer volvería amar.
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Amantes sin fronteras.
Sucumbe mujer, tiembla de placer.
Busca aquello que te haga fallecer
como agua con destino a florecer
esta llama interna que verás arder.
Grita mujer, mis manos son miedo
de lo tranquilo; hacen caer el cielo
en gotas de ángeles con el deseo
de quemar tu amor en el infierno.
Suspira mujer para dejarte liberar.
No reprimas, suelta tu fagocitar.
Sacíate sin límites para devorar
haciendo a tu apetito engrosar.
Enloquece mujer, bebo tu cuerpo.
Rompo tu geografía con mis besos.
Excavo la obscuridad de tu fuego.
Reclamo el trono en ti desierto.
Mujer, vuélvete una salvaje fiera.
Haremos juntos todo lo que sea.
Nunca dejaré esta delicia muera.
Seremos amantes sin fronteras.
Vito Angeli