Cuando mi pecho exhale el último suspiro
Y mis ojos se cierren para siempre,
Y mi corazón suspenda sus latidos
Y mi cerebro no fabrique más ideas.
Abrid, por favor un hueco en la tierra
Quiero que mi espíritu me vea
Asimilando aún después de muerta su frescura.
No, no quiero que me vistan
Ni de seda, ni de rústicos atuendos,
Quiero que me cubran totalmente
Con flores de todos los colores,
con rosas amarillas y retamas;
con jazmines y azucenas;
con lirios y claveles
con violetas y alhelíes,
quiero una fiesta de colores,
quiero un coctel de olores,
quiero todos los rocíos
pero no quiero lágrimas.
Quiero un concierto de gorriones
Quiero en mis manos un poema
El que elija para que exprese
Todo lo que por aquel amor sintió mi pecho.
Y quiero sobre él, una foto suya
Para llevarlo conmigo, más allá de la muerte,
cerquita del corazón que era suyo,
y que por él latió hasta el último momento.
Y quiero una canción, que llegue al infinito
Donde estaré mirándolo eternamente enamorada,
Una canción que cuente mis lamentos,
Y que suene en sus oídos despacito,
Como un susurro suave de la brisa de un ocaso,
cuando el sol palidezca y muera el día,
y que le diga , aquí estoy, te sigo amando.
Y que se plante un árbol , grande y fuerte,
para alguna vez asomarme con ojos vegetales
a contemplar la vida que frustró mi deseo
de ser su sombra, y seré su sombra, para siempre
más allá de la vida y de la muerte,
allá en el infinito de mi amor que es eterno.