Sólo el murmullo
de tu silencio contra
las rocas se desgarras
¿Acunándome volveré sólo a tu casa?
Me destrozo, si tropiezo
al intentan levantarme,
robándome unos de tu versos.
Qué tengo que todavía quisiera.
¡Tú lo ha dicho!
Me suena tu nombre,
¡me has escrito en el libro de la vida¡
A Arroyo, sediento, a Paraíso
el cuerpo flotante
arrastrado
por las mareas
del desierto
a conquistar tu nombre.
¿ volví a ser esclavo?
Herramienta en busca
de una mano que la gobierne.
Está escrita
en ninguna parte.
Circula como envidiado
en el secreto.
Espada afilada
en la mano
de quien la gobierne
del lado derecho de su rostro.
Mi voz es seca;
en esta larga noche
mientras perdure mi grito.
Todos los derechos de autor reservado: Francis Mota