Ya no hay versos que vivan en mi,
ya no lloro ni río,
solo me burlo de mi mismo,
y de mi entupida inteligencia del error,
soy amargo como agua de un sucio estanque
y salado como un mar muerto sin peces,
mi turbulento corazón ya no refleja luz alguna,
en el ya no brillan ni soles ni estrellas,
solo es un remolino de malos pensamientos,
enfurecido y brutal, un espejo quebrado,
de un déspota e insensible espíritu de mezquindad.
Un vómito irónico de bilis,
contenido en una falsa expresión de amor.
Ya no creo en ti
no creo en mi,
no hay razón de ser,
Sin presente no existe futuro,
he muerto ayer.
LE MONT