En las heridas que va dejando
Una saeta llena de derrota
Cuando el dolor se va quedando
Mientras la roja sangre brota
Un pedido hecho al espíritu
Que va bajando de la cabeza
Una respuesta a lo sucedido
Para mover la siguiente pieza
En un juego que demanda tanto
Y que casi siempre entrega poco
Cuando amarguras va cosechando
El caminante que se vuelve loco
En este acuerdo hecho con nadie
Para vivir lo que no se ha pedido
Sin encontrar a quien nos salve
Buscando lo que nunca tuvimos
En el rincón más oscuro del alma
Se forja la idea del sometimiento
Porque lo hecho es reducido a nada
Y lo que queda solo es lamento
Es ahí donde las piernas tiemblan
Y la mirada se vuelve acuosa
Donde la gravedad nos doblega
Donde las ilusiones se destrozan
Nublada vista acepta que brote
Carmín sustancia desperdiciada
Es el hastío que se vuelve enorme
En sangre, la esperanza, ahogada
En esa herida que yace abierta
Se ve el dolor de estar vivos
Y pocos son los que intentan
Conservar sus tenues latidos
Porque en la herida está el dolor
Pero también está la oportunidad
De medir, del ser humano, su valor
Para volver a vivir y dejar de llorar
Dejar de sentir el propio desdeño
Y medir el valor de los ideales
Cuanta pasión hay en los sueños
Y ver si pesan más que los males
En esa herida todavía abierta
Reside el poder para levantarse
Vivir una vida que si bien incierta
Es vacio lienzo esperando a pintarse
Y así, el ser tomará sus decisiones
En base a lo que valgan sus ideales
Dejándose ganar por los temores
O conquistando todos sus pesares
Con todo lo malo que lleva a cuestas
Y viendo un futuro tan desconocido
Será el espíritu el que haga la apuesta
De aceptar arrojarse al vacío
Si el ser valiente acepta el reto
De seguir sus sueños a la pendiente
Podrá decir de este camino incierto
Que lo dio todo y de nada se arrepiente.
Andrés Ruiz H.