La farola del apostadero
reluciendo por lo más lejos
la libélula viajaba guiada
bajo las marcas antes dadas.
Reconquista a rapel en piolas,
mientras Eolo, combatiente,
fiero acomete a los rescatistas,
con destreza es el despliegue.
El desfallecimiento les llega,
más nunca claudican, alma
tienen sobre la envidia,
saben que de ellos, otra.
La farola más les ilumina,
transportadores de dicha
hacedores de gran alegría
para la sangre, que aspira.