Palabras inocentes que llenan un suspiro,
palabras asesinas, silenciosas victimas de mi destino.
Ni mil palabras sanan el daño de una sola,
ni un corazon roto, ni cuando el alma llora.
Inquietas miradas se cruzan y el silencio se hace dueño;
dueño de un cruel y sollozo-mudo lamento...
solo se lanzan las flechas de un "lo siento"
y respondes con un escudo de "Si" sin ningun daño.
Tinieblas de mi arrepentimiento se hunden en tu ser
pero rapidamente salen a flote sin responder
tu corazón se ahoga y no merezco salvarte
si yo mismo, sin querer, he llegado a lastimarte