Su silueta se vierte reflejada al mar
bajo sombras de palmeras,
perdido es su canto en voz de ave risueña,
se abraza a mi, a mis oídos llega,
es el gemir de una mordida espontánea
quejido que rompe el silencio y persevera,
es el ayer de un verso improvisado
que atraviesa el pasado y se estrella
cual candida avecilla
en mi pecho forzado... en mi pecho exclamado.
Su cuerpo es noche de verano
de pupilas fragmentadas y mirar extasiado,
en el trae labios gastados
de rozar un alma infinita,
labios de robusto trazo
que tientan esta noche bendita.
El silencio es universo en ella
que busca y abraza,
que juega y clama,
que enternece y ama;
a veces siento ser todo,
a veces siento ser solo ese silencio,
y en silencio la brisa la desnuda
las olas del mar la desnudan
mis ojos la desnudan
y el verano se hace presente
nos envuelve en su llama caliente
en el manto de una noche
donde la luna entera
fisgonea un romance absoluto
que nos eleva desde nuestros cuerpos
en nuestra magia
nuestras almas
a lo eterno...