Entre la bruma aparece,
la más hermosa luna;
que resplandece entre;
la grandeza de la sierra.
Cuan ávidos reclamos deja,
de encontrar el alma desnuda,
a través de la distancia que,
por gran tiempo perdura.
De esa diosa que embriaga,
el sentir la piel desabriga,
integramente la entelequia,
que ardiente solo reclama.
La total y sutil entrega,
de la pasión contenida,
por el tiempo y travesía,
que el destino depara.