Porqué crecen los niños, Señor,
si al crecer se apagará,
esa luz que es el reflejo
de tu gran bondad.
Porqué cuando crecemos, Señor,
se pierde la ilusión de ver cuando el sol,
se acuesta tras lograr
que brille tu luz en cada flor.
Porque cuando crecemos, Señor,
ya no más se escuchará,
de las aves el trinar
melodioso y feliz.
Los grillos y las ranas jamás
en rondas bailarán, y allá en el jardín,
un genio pequeñín no saltará
de flor en flor.
Oh porqué Señor tenemos que crecer,
si al fin al crecer se pierde la ilusión
y no canta la inocencia su canción de amor.
Oh porqué Señor tenemos que crecer,
si al fin al crecer dejamos de soñar
con tu reino de alegrías y felicidad.
R. Gruger / marzo 1984
POEMA-BALADA