Mirarse como estatuas en abandono
pulverizando los ojos,
sentir el galopar abierto
de la respiración en el viento.
(hay lenguas
que despiertan y desnudan
el silencio de los cuerpos)
Decapitar los miedos
en la puerta de los suspiros,
devorar los besos
como se devoran los inviernos en la piel,
cegarse con el brillo del sudor
y oír el rumor rojo de la saliva
que beben los labios
que beben los poros.
Cae el pudor como una hoja arrancada
también los vestidos
y las sombras.
Amarse callados
como animales
amarse explorando
como ellos
amarse como deberíamos:
sin pensar,
sin hablar.