Deja tus manos abrigarse sobre mi pecho
hasta que la noche se corra, al matiz del día.
Arrástralas si deseas, con amor y osadía,
bajo el velo enamorado y desnudo del lecho.
Mi beso lo dejé grabado- mientras dormías- en el sueño de tu piel
extendido en nuestro oasis de hora única me estire a tus labios carmín,
con mis caricias cotidianas fecundando el olor al jazmín.
Despierto aun, entre tu risa dormida, con dibujo de árbol y clavel.
Mis yemas de esencia vegetal con suavidad
de terciopelo y seda como fantasma te recorren,
del áureo pecho a la llanura de tu frente y el vientre de polen
¡ Bello amor, el abra de tus senos, es de lenidad ¡
Cada noche es de magia, cuando vibra tu cuerpo turgente.
Mi brazo por tu espalda de mujer y hada sin vanidad,
con una rosa firme en mano, jura mi palabra lealtad,
si no, mira en mi cara el amor de urgencia, y el amor paciente.
Con letra clara de verdad, y de testigo mi voz de honor.
Te digo que para mí, más que un cuerpo, eres un pétalo de bella flor.