Andrés Mª

COMO UN LIBRO DE SALMOS

Primavera, que te acercas

con las flores en tus manos,

con las luces y colores

con que dibujas los campos,

tráeme el sabor de esperanzas

y adorna mi alma con cantos.

Dame esta tarde una rosa

con sabor a lo soñado,

con el color de la vida

y con perfume de sándalo,

como el alma de mi amada

cuando la tengo en mis brazos.

Sus labios son miel y fresas

y sus manos… no son manos,

son terciopelo en caricias,

son como un libro de salmos

para abrirlas y besarlas

y llenarlas de un “te amo”…

Dame la rosa que espero

pues quiero hacer un regalo:

sólo un beso entre sus hojas,

con perfume apasionado,

con mis poemas y versos,

que cada día le canto

y le recuerden que vibro

y su presencia reclamo.

Dame la rosa que espero.

No es para mí… ponle un lazo.