¡ Oh Dios mío, bondadoso amo ¡
Abatido, tu me sostienes
entre tus brazos compasivos
dándome el mejor de tus bienes
tu amor, que todo lo mantiene
y a mi me tiene preso y cautivo
donde ponga la mirada, allí te veo
escuche lo que escuche, es tu sonido
y solo contigo yo me recreo
que en mi corazón eres mi reo
y prisionero, te tengo sometido
el bien y el mal son tus pares opuestos
que a tu divino proceder se someten
y todo lo tienes metido en tu cesto
el tiempo, el infalible arresto
que presto, todo lo acomete
tu mi amo, yo tu jornalero
yo propongo, tu dispones
que ser tu obrero, es el mejor de los dones
que el que te sirve a ti con esmero
no espera el efímero placer pasajero
un pastor sin ovejas, no es nada
al Señor lo hace el honesto criado
que lo sirve con fidelidad abnegada
y el Señor con su misericordiosa mirada
lo ampara con sumo cuidado
¡ mi eterno Señor, Oh Dios mío ¡
coge las riendas de mis sentidos
dirígeme en medio de la batalla
y así estaré yo protegido
sin temor a ser yo vencido
y allá donde quieras que yo valla
a la verdad quede yo rendido
y a las siguientes palabras
que le revelaste a tu amigo
el que en todas las partes me ve
y que ve que todo esta en mi
yo nunca lo pierdo a el
y el nunca me pierde a mi