La luz se colaba por la puerta
dejando ver el espiritu calido
que con la esperanza absurda
de acogerme entre sus brazos.
Que el frio penetra mis huesos
es mi muerte anunciada,
y los muertos estando presos
vendran por mi alma desnuda.
Con la osadía de mis noches
alumbrando los senderos,
por donde camino diario,
se llenan de pasos fuertes.
Ya con mi muerte anunciada
el cemento de mi piel,
pesa para mi interior,
la obscuridad me señala...
Me hipnotiza...
mi delirio rueda,
y de forma inesperada,
viene mi muerte anunciada.