Te sobra la ropa muchacha bonita
Le estorba a mis ojos ese estúpido invento
Que me impide verte la piel, toda la piel
Ya se insinúan las formas apetitosas de tu cuerpo
Cubierto con la ignominia de aquello que le cubre lo bello
Además de apetitoso
Deseo confabulado con belleza
¡Ah la armonía al servicio de los placeres!
¡Ah tu cuerpo dispuesto para el mío!
¡Ah fantasías impedidas por tres metros!
Y tú, en la otra mesa, indiferente o insinuante
Miras de pronto y te niegas a mi lasciva mirada,
Ahora es Freud quien te tiene entre sus garras
Y a mí, Nietzsche no me calma las ganas
Ni la erección que me produjo desear tus formas.
Ni mi incontenible deseo de vos.
La biblioteca ofrece otras posibilidades de placer
Aunque sólo me llegue por los ojos