Maravilloso espacio que tenemos hoy
Olor a hierba fresca, vapor de rocío en el rostro,
La luz naciente nos calienta,
A ti, en tu espacio, en tu ciclo frugal
Anhelas la entrega como la madre tierra,
A mí, en la ola turbia que se aprieta y se libera,
En la inocencia perpleja como grito de asombro,
A fuerza de mi sangre…
¿Quién soy pensando en tu pelo al viento?
¿Quién eres evocándome en el tiempo?
Yo, corro a refugiarme en tus niñas y tu sonrisa cansada,
Me vuelvo también frugal a través de tu mirada.
Tu, codicias a través de ella desvanecer el enigma en mi isla…
Mangle incoherente que en nichos íntimos abriga juegos mortales…
Sé el ave en el ocaso, lánguida como una canción de cuna,
Con la Melancolía de un viaje.
Yo terminaré mi entrega a tu alma, pequeña y recia, para cerrar este espacio,
Sin siquiera saber quiénes somos amor…