Editorial: InnovaLibros Año de edición: 2010 Año leído: 2010 Idioma: Castellano Páginas: 60 Precio: 12 dólares Calificación: 9
La poesía de Manuel Ortiz es sensible y emocionante. Esto se comprende teniendo en cuenta que son motivos principales en su obra el amor y la fidelidad incorruptible a lo largo del tiempo. Fidelidad aunque sea de un recuerdo. El autor parece haber llegado a un punto de discernimiento tal, que sólo le importan esas pequeñas cosas que realmente deben tener valor en la vida. De aquello que no merece la pena, de esas cosas que fueron y ya no son, el autor parece despedirse. En sus palabras hay agradecimiento y melancolía. Un ejemplo de todo ello es el poema “Media docena de cosas”, de calidad innegable. Experimentamos tristeza y contención. Hay agradecimiento por cada pequeña cosa y también una dignidad sabia y consciente. En este poema sentimos la melancolía subyacente en todo el libro. Dice: “un libro que depure la tristeza”. Una vez más, el poeta utiliza la palabra como instrumento de expresión de un sentimiento, más allá del propio y estricto contenido.
La temática del poemario es variada, aunque siempre asoman motivos universales y trascendentales. Cuando el autor nos habla de la trayectoria del hombre, nos está hablando del género humano y del sentido del bien, de acercarnos o alejarnos de la bondad. Algo fundamental en la obra es la religiosidad. El poeta se acerca a Dios. A sus mandamientos, no como dogma, sino como doctrina ética y moral, como unos principios en los que cree. El amor es otro rasgo destacable. Es amor y gratitud por lo vivido, por las experiencias y las cosas buenas.
En Caleidoscopio las referencias culturales son constantes. Utiliza el arte y la cultura para trascender la realidad. Va más allá del plano físico y terrenal (no digamos, pues, del estilístico) para explorar los sentimientos que una pieza artística o su autor. Y si decimos que utiliza el arte y la poesía es porque el autor nos habla de sentimientos personales que permanecen sellados, difícilmente reconocibles o explicables, gracias al sentimiento que un motivo externo a nosotros despierta. Para ello, Manuel Ortiz utiliza imágenes sencillas pero sugerentes. Son imágenes con gran fuerza y poder para conmover.
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Año de edición: 2010
Año leído: 2010
Idioma: Castellano
Páginas: 60
Precio: 12 dólares
Calificación: 9
La poesía de Manuel Ortiz es sensible y emocionante. Esto se comprende teniendo en cuenta que son motivos principales en su obra el amor y la fidelidad incorruptible a lo largo del tiempo. Fidelidad aunque sea de un recuerdo. El autor parece haber llegado a un punto de discernimiento tal, que sólo le importan esas pequeñas cosas que realmente deben tener valor en la vida. De aquello que no merece la pena, de esas cosas que fueron y ya no son, el autor parece despedirse. En sus palabras hay agradecimiento y melancolía. Un ejemplo de todo ello es el poema “Media docena de cosas”, de calidad innegable. Experimentamos tristeza y contención. Hay agradecimiento por cada pequeña cosa y también una dignidad sabia y consciente. En este poema sentimos la melancolía subyacente en todo el libro. Dice: “un libro que depure la tristeza”. Una vez más, el poeta utiliza la palabra como instrumento de expresión de un sentimiento, más allá del propio y estricto contenido.
La temática del poemario es variada, aunque siempre asoman motivos universales y trascendentales. Cuando el autor nos habla de la trayectoria del hombre, nos está hablando del género humano y del sentido del bien, de acercarnos o alejarnos de la bondad. Algo fundamental en la obra es la religiosidad. El poeta se acerca a Dios. A sus mandamientos, no como dogma, sino como doctrina ética y moral, como unos principios en los que cree. El amor es otro rasgo destacable. Es amor y gratitud por lo vivido, por las experiencias y las cosas buenas.
En Caleidoscopio las referencias culturales son constantes. Utiliza el arte y la cultura para trascender la realidad. Va más allá del plano físico y terrenal (no digamos, pues, del estilístico) para explorar los sentimientos que una pieza artística o su autor. Y si decimos que utiliza el arte y la poesía es porque el autor nos habla de sentimientos personales que permanecen sellados, difícilmente reconocibles o explicables, gracias al sentimiento que un motivo externo a nosotros despierta. Para ello, Manuel Ortiz utiliza imágenes sencillas pero sugerentes. Son imágenes con gran fuerza y poder para conmover.