Editorial: Ediciones De a Poco Año de edición: 2011 Año leído: 2015 Idioma: Castellano Páginas: 88 Precio: 13 dólares Calificación: 10
Postales, una lectura que hice durante el verano, etapa de mi vida en que, iba dejando postales anónimas para mi forma de niña que abandonaba en Ponce, para mi familia y esa nostalgia de ciudad que uno tiene cuando se muda. Lo recibí el mismo día que debía encaminarme a un nuevo destino: la ciudad capital de Puerto Rico, San Juan.
(Las direcciones -postales- amazónicas funcionan, es decir, Amazon envió postales a mi casa)
Bajo este previo contexto experimental en que me encontraba, Frank Báez sobrellevó esta parte de mí nostálgica por bahías y malecones; me hizo remirar cualquiera de las costas, eso tan gris que tienen las ciudades abarrotadas de edificios y gente que uno llega apreciar sin conocer, esas postales que todavía confunden destinatarios y que a mis veinte años no concibo como gente de mi parte adulta, sino receptores de mi parte infante: ese crecer, cumplir años y mutarse agradecido de donde se proviene.
Es un texto identificable, posmoderno, auténtico, prometedor. Es cualquier lente, cualquier destino, cualquier compositor de postales, uno mismo.
A propósito de que recién descubrí al poeta Felipe Granados (1976-2009), comparto la cita en que comenta respecto a Postales:
"Hay libros que los lees y te invitan a hacer tu propia versión, hay libros que los abrís en cualquier página y te obligan a leerte para adentro. Hay otros, como estas Postales, con los que sólo se puede hacer un reverencial silencio, un silencio solidario, un silencio del que mira a un amigo llorar o morirse. Postales que se envían desde la patria siempre triste del que está solo."
Para poder comentar y calificar este libro, debes estar registrad@. Regístrate aquí o si ya estás registrad@, logueate aquí.
Comentarios1
Año de edición: 2011
Año leído: 2015
Idioma: Castellano
Páginas: 88
Precio: 13 dólares
Calificación: 10
Postales, una lectura que hice durante el verano, etapa de mi vida en que, iba dejando postales anónimas para mi forma de niña que abandonaba en Ponce, para mi familia y esa nostalgia de ciudad que uno tiene cuando se muda. Lo recibí el mismo día que debía encaminarme a un nuevo destino: la ciudad capital de Puerto Rico, San Juan.
(Las direcciones -postales- amazónicas funcionan, es decir, Amazon envió postales a mi casa)
Bajo este previo contexto experimental en que me encontraba, Frank Báez sobrellevó esta parte de mí nostálgica por bahías y malecones; me hizo remirar cualquiera de las costas, eso tan gris que tienen las ciudades abarrotadas de edificios y gente que uno llega apreciar sin conocer, esas postales que todavía confunden destinatarios y que a mis veinte años no concibo como gente de mi parte adulta, sino receptores de mi parte infante: ese crecer, cumplir años y mutarse agradecido de donde se proviene.
Es un texto identificable, posmoderno, auténtico, prometedor. Es cualquier lente, cualquier destino, cualquier compositor de postales, uno mismo.
A propósito de que recién descubrí al poeta Felipe Granados (1976-2009), comparto la cita en que comenta respecto a Postales:
"Hay libros que los lees y te invitan a hacer tu propia versión, hay libros que los abrís en cualquier página y te obligan a leerte para adentro. Hay otros, como estas Postales, con los que sólo se puede hacer un reverencial silencio, un silencio solidario, un silencio del que mira a un amigo llorar o morirse. Postales que se envían desde la patria siempre triste del que está solo."