En 1998, el escritor inglés Ian McEwan fue distinguido con el prestigioso Booker Prize por una novela bautizada como «Amsterdam». Si suelen interesarse por los materiales que le permiten a afamados autores obtener nuevos galardones que realcen sus figuras y hagan más sólida a sus respectivas trayectorias, no olviden sumarla a su listado personal de opciones de lectura.
De tener ganas de juzgar por cuenta propia la trama de este trabajo, al abrir un ejemplar de «Amsterdam» podrán encontrar en las páginas de ese libro una historia que comienza a narrarse a partir del deceso de Molly Lane, una mujer de 46 años de edad que, según se cuenta, se caracterizaba por ser una dama muy libre y seductora.
En el funeral, se dan cita entre muchas otras personas los cuatro hombres más importantes de su vida: el afamado músico Clive Linley, el periodista Vernon Halliday, el multimillonario George Lane y el político Julian Garmony.
Cada uno de ellos tuvo un vínculo particular con Molly, pero todos comparten esa particularidad de haber marcado de algún modo la vida de esta mujer. Por eso cobran trascendencia en este relato donde, en clave de ficción, McEwan intenta hacer foco en la moralidad del hombre contemporáneo.
Tras apostar por esta creación literaria, muchos admiradores del también responsable de novelas como «Entre las sábanas», «Niños en el tiempo» y «En las nubes», por citar algunas de su autoría, llegaron a la conclusión de que «Amsterdam» no es de los trabajos más sobresalientes de Ian McEwan. De todas formas, como nunca se pierde nada con decidir leer un determinado libro, si por alguna razón sienten deseos de sumergirse en la trama de esta obra, hagan a un lado los comentarios de terceros y, sin influencias de ningún tipo, permítanse disfrutar el contenido de «Amsterdam» para poder opinar sobre ella con argumentos propios.
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