En 1949, el escritor Juan Ramón Jiménez amplió su producción literaria a través de «Animal de fondo», una obra que aún mantiene intacta su capacidad de generar interés en los más fervientes admiradores de este español, uno de los exponentes más destacados de las letras de su país, que nació en Huelva el 23 de diciembre de 1881.
Este material que hoy ha querido recordar Poemas del Alma pertenece a la llamada «etapa suficiente o verdadera» de la trayectoria poética de Jiménez. Con su lanzamiento, el autor quebró un periodo marcado por la quietud y renovó el interés de la crítica y los lectores.
«Animal de fondo» es un libro que retrata la búsqueda de Dios que inicia el también responsable de «La soledad sonora» no con el propósito de encontrar una divinidad a quien adorar, sino para descubrir la causa y finalidad de la belleza. Como complemento de esa propuesta, por ese tiempo el padre del burro Platero le dio forma a «Dios deseado y deseante», un trabajo en el cual su creador llega a identificarse con la deidad que tanto ha perseguido.
Como puede comprobar todo aquel que analice el contenido de la primera de las obras mencionadas, en «Animal de fondo» predomina un lenguaje de perfil religioso que convierte a la poesía en conciencia y logra fundir al tiempo con el espacio.
Tal vez por la antigüedad que posee, en muchos países sea difícil hallar hoy en día un ejemplar de este libro que, al igual que títulos como «Almas de violeta», «Las hojas verdes», «Baladas de primavera», «Diario de un poeta recién casado» y «La estación total», ayudó a engrandecer e inmortalizar la figura de Juan Ramón Jiménez, pero si tienen la suerte de tener en sus manos este tesoro literario, no desaprovechen la oportunidad de leerlo.
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