El paso de los años ha modificado desde las costumbres y pensamientos sociales hasta el modo de vivir. En algunos aspectos, puede decirse que se ha avanzado, pero también hay actividades que aún se llevan a cabo igual que cuando surgieron.
La lectura, por ejemplo, es un hábito que se desarrolla siempre del mismo modo más allá de que ahora se pueda elegir entre el formato literario convencional y los libros electrónicos.
Por fortuna, como los textos no tienen fecha de vencimiento las alternativas para poder mantener la tradición lectora son cada vez más. Ante ese panorama, algunos prefieren apostar por los títulos de moda, pero otros se dejan cautivar por relatos antiguos que no sólo les brindan entretenimiento sino también la oportunidad de transportarse al pasado y conocer algún que otro detalle de la época que fue testigo del lanzamiento del material en cuestión.
«Las aventuras de Huckleberry Finn», por ejemplo, es una novela capaz de despertar interés en lectores de distintas generaciones y nacionalidades porque se trata de un clásico del mundo de las letras que necesitó tiempo y exigió un cambio de mentalidad a nivel social para dejar aflorar todo su encanto.
La aparición de esta obra elaborada por Mark Twain que nació como complemento de «Las aventuras de Tom Sawyer», se remonta a 1884. Por ese entonces, su contenido sufrió críticas por estar considerado de inmoral y no fue popularizado entre los jóvenes, pero el paso de los años lo benefició hasta el punto de situarlo en un lugar de privilegio a nivel literario. Incluso, han surgido iniciativas artísticas que buscan mantener su vigencia y hacerla cada vez más atractiva, aunque también han tomado fuerza ideas como la de reeditar este relato repleto de aventuras y situaciones apasionantes sin expresiones de tinte discriminatorio que no tardaron en generar críticas por contemplar eventuales modificaciones a la creación original.
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