El bailarín de la muerte, de Jeffery Deaver

El escritor estadounidense Jeffery Deaver ha sido capaz de elaborar a lo largo de su vida una trayectoria sólida que a él le ha dado múltiples satisfacciones y, al resto de los mortales, los enriqueció con varias opciones literarias interesantes.

Tal vez «El coleccionista de huesos» sea su obra más famosa, pero a quienes les seduce investigar por cuenta propia por qué un autor puede volverse tan popular a escala mundial y vender millones de libros seguramente también les atraen otros títulos de su autoría.

Por eso en esta oportunidad, Poemas del Alma ha querido recordar la existencia de «El bailarín de la muerte», un material con varios años de existencia que forma parte de la serie protagonizada por Lincoln Rhyme.

En este relato, el brillante criminalista entra en escena por ser, desde el punto de vista de muchos expertos, el único que puede ponerle fin al accionar de «El Bailarín», un asesino muy particular.

Según se cuenta, se trata de un matón a sueldo que se caracteriza por modificar su fisonomía con frecuencia para despistar a posibles investigadores. Pese a sus constantes esfuerzos por pasar desapercibido, parece que hay víctimas dispuestas a aportar datos para dar con su paradero.

De acuerdo a los testimonios, el hombre buscado luce en uno de sus brazos un tatuaje de la Muerte danzando con una mujer frente a un féretro y conoce en profundidad la naturaleza humana.

La información no es abundante, pero le permite a Rhyme y a su ayudante Amelia Sachs iniciar la búsqueda de este asesino antes de que éste vuelva a ponerle fin a otra vida.

Hasta aquí, la descripción de la trama no hace más que reflejar el espíritu misterioso del libro, pero si no desean quedarse con intrigas y están deseosos de dejarse cautivar una vez más por la pluma de Deaver, no dejen de darle una oportunidad a «El bailarín de la muerte».

Comentarios1

  • YOKI

    Buenisima trama, imagino que este genero misterioso y de suspenso caracteriza a este escritor...

    Gracias por compartirlo...

    Yoki...



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