Para aquellos que disfrutan las historias fantásticas con dosis de horror, una recomendación que no deberían dejar de tener en cuenta: lean (o vuelvan a leer, si es que ya conocen la trama) «El color que cayó del cielo», la novela que el estadounidense H.P. Lovecraft escribió en marzo de 1927.
La historia, contada en primera persona por un ingeniero que debe llevar a cabo algunos estudios para construir un embalse en un remoto lugar conocido como Arkham, atrapa desde el comienzo y consigue mantener expectante al lector durante todo su desarrollo.
Para muchos expertos y aficionados del mundo de las letras, «El color que cayó del cielo» es un material enmarcado en el género del «weird fiction» («ficción rara», según su traducción al español) que, por su argumento y la forma en el que fue narrado, ha logrado trascender a lo largo de la historia por ser uno de los mejores cuentos de horror que se hayan creado.
«Cuando llegué a las colinas y valles para acotar los terrenos destinados a la nueva alberca «� recuerda el protagonista en un momento «� me dijeron que el lugar estaba embrujado». Lejos de darle importancia a ese comentario, tal como se puede advertir al leer este magnífico relato, este personaje minimizó la información porque creía que «lo de embrujado debía ser algo que las abuelas habían susurrado a los chiquillos a través de los siglos». Pero, para su sorpresa, nada de lo que él suponía era así.
No son pocas las veces que H. P. Lovecraft ha logrado maravillar e inquietar con sus historias a millones de lectores. Tal vez «Azathoth» y «El caso de Charles Dexter Ward» les hayan atraído, pero no constituyen los materiales más impresionantes del autor. Para comprobar que todavía había en él mucho más talento y creatividad, deberían leer «El color que cayó del cielo». Eso sí: si no se consideran demasiado valientes, mejor eviten disfrutar el libro cuando el sol cae»� en la oscuridad de la noche, todo resulta más espeluznante.
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